Cuántas veces nos hemos enfrentado a este texto. La necesidad de definirnos nos ha hecho cuestionarnos las preguntas más sencillas hasta declararnos nuestro propio folio en blanco. Folio en el que hacemos y rehacemos hasta que eso se convierte en un atributo que merece la pena explicar. Hasta que te das cuenta que, para llegar a lo que te define, hay que evolucionar constantemente.
Las demás preguntas se contestan mejor.

¿CUÁNDO?

En nuestros treinta, cuando ese folio en blanco deja de ser soporte para el pincel y se torna tridimensional.

¿DÓNDE?

En una terraza de Madrid, con vermut. Allí creamos la conjunción entre el tiempo que nos toca vivir por casualidad y el lugar que elegimos con convicción para vivirlo. Que elegimos y creamos: Serendípolis, donde la palabra es un diccionario para la visión.

¿POR QUÉ?

Pues por ilusión y por querer hacer lo mil veces visto de una manera diferente. Por querer trabajar en lo que nos gusta sin renunciar a lo que nos importa.

¿CÓMO?

Con muchas ganas, no sabemos hacerlo de otra manera. Más bien, no queremos. Lo que sí sabemos es que todo lo que podáis ver o leer aquí somos nosotras: nuestras ideas y maneras de ver la vida, esa actitud que nos hace querer transformar ese papel en blanco en origami que cimiente nuestra ciudad.
La intención de configurar una nueva visión en un sector tan saturado como el turismo. Porque no queremos que sea eso, turismo, sino un encuentro entre vidas y experiencias a menudo silentes aunque siempre presentes. Convivir, compartir y recordar. A eso nos enfrentamos y por eso nos definimos.